La dulce boca que a gustar convida
un humor entre perlas destilado,
y a no envidiar aquel licor sagrado
que a Júpiter ministra el garzón de Ida,
¡amantes! no toquéis si queréis vida:
porque entre un labio y otro colorado
Amor está de su veneno armado,
cual entre flor y flor siempre escondida.
No os engañen las rosas que al Aurora
se le cayeron del purpuréo seno.
Manzanas son de Tártalo y no rosas,
que después huyen del que incitan ahora
y sólo del Amor queda el veneno.
En medio del verano descubrí un desolador invierno
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No es casual que todo confluya en Torre Pacheco, emplazamiento marcado por
las nuevas plantocracias del necrocapitalismo
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Hace 5 horas
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