CALENDARIO AZTECA

jueves, 4 de febrero de 2010

Las piscinas de Michelin


Hay veces que vamos a un lugar mil veces y de repente dejamos de ir.

Mis veranos de la infancia estaban entre mi pueblo de Salamanca y Bizcaia. Pero los veranos eran muy largos cuando éramos pequeños y también pasaba tiempo en Valladolid. Y casi todos esos días en Valladolid yo me iba a la piscina de la fábrica donde trabajaba mi padre.

Allí aprendí a nadar, y pasé muchas horas debajo del cerezo. Siempre nos poníamos en el mismo sitio debajo de ese árbol rojo. Al lado del tobogán, al menos hasta que lo quitaron....

Qué de horas me habré pasado allí con mis primos y mi tía. Recuerdo que siempre me comía un mico-lápiz o un mico-bruja después de comer jejeje.

La fábrica además de la piscina era el lugar donde los reyes magos me traían regalos. Un poco raro, porque los podías elegir tú mismo unas semanas antes de la festividad. Recuerdo la sala de lo regalos, todos clasificados por edades. Y la bolsa de ositos de gominola que siempre te regalaban.

Recuerdo también los columpios hechos con ruedas, no podía ser de otra manera, y lo alto que me parecía ese tobogán incrustado entre dos grandes ruedas.

Hace poco hablando con un amigo al que conozco hace muchísimos años pero que no sabía que su padre también trabajó allí y por lo tanto también disfrutó de las instalaciones, nos dimos cuenta de que seguramente nos cruzamos mil veces en la piscina, haciendo cola en el bar o en la fuente.

Hace muchísimos años que no he vuelto a pisar por allí. Pero no me importaría volver a buscar tréboles de cuatro hojas en su césped.