MI CIUDAD GRIS

Normalmente descuidamos la ciudad en la que vivimos, y mas si solo hemos vivido en esa ciudad. Cada vez que vamos a cualquier otra la fotografiamos y nos interesamos por su historia o su arte, pero pocas veces visitamos nuestros museos o prestamos atención a los detalles que toda ciudad tiene.
La mía, quizás no es de las más bonitas estéticamente, mucha culpa tienen sus gobernantes, y claro que tiene historia....pero es una ciudad gris, mi ciudad gris- es la palabra que para mi describe esta ciudad.
La estación que más me gusta es el otoño, pero a esta ciudad gris le va más el invierno, una de las imágenes más bonitas que recuerdo en mi infancia en esta ciudad, es mientras subes por la subida de la libertad y hueles a castañas asadas (aunque a mi no me gusten) entras en Fuente dorada y vas a la Plaza Mayor, con mucho frío, una tarde de domingo y te diriges al campo grande, hace mucho frío, pero es como una selva y te encanta, eres pequeño y aquello es enorme, mientras presionas a tus padres para que te monten en la barca del lago te estas comiendo una olea. O las mañanas con niebla cuando iba al instituto y veía los árboles del Ribera con una capa blanca del hielo de la noche. Si, sin duda a esta ciudad le pega el invierno.
Últimamente me voy fijando más en sus monumentos y en su historia, y hay cosas alucinantes, cosas que no has visto o que no sabes que hacen ahí.
La próxima vez que entréis en cantarranas por Platerías mirad hacia arriba al llegar a la Vera Cruz y veréis las argollas de hierro que cerraban las puertas de madera que utilizaban los gremios de plateros al caer la noche.
O mirad hacia arriba al pasar por la callejuela que hay al lado de san martín o mirad al suelo en la calle de la sierpe o serpiente.
Pasar por la calle Santo Domingo de Guzmán es una delicia, te hace retroceder unos años, parece que el tiempo se ha detenido allí.