
No recuerdo el momento en que mi madre me dijo donde estaba la rana de la Universidad, supongo que era muy pequeña. Es inevitable al pasar por allí mirar hacia arriba y buscarla, creo que siempre que he pasado por allí hay gente buscándola, sobretodo turistas.
La tengo perfectamente localizada en mi cabeza, pero no recuerdo cuando lo aprendí.
Al llevar a mi sobrina por allí, siempre que pasamos le pregunta a su madre donde esta, porque aunque hace tres meses su madre ya se lo había dicho lo había olvidado. Supongo que fue así como a mi, mi madre me lo metió en la cabeza. Supongo que un día ya no le pregunté donde estaba, simplemente levanté la cabeza y la vi al primer golpe de vista.
Mi relación con Salamanca siempre ha sido de amor y odio, aquí defendiéndola y allí defendiendo Valladolid. Me encanta pasear por ella, eso es cierto, el encanto de algunas de sus calles es fascinante. Puede aparecer un caballero subido a su caballo con la lance en ristre y tú no inmutarte.
Mi navidad es la navidad de Salamanca, creo que solo una vez la pasé fuera de allí. El frío entre las tapas y las cañas, el roce de las miles de personas que pasean por la calle Toro. La plaza llena de gente, siempre. Los más mayores en las terrazas y los más jóvenes en el suelo.
El huerto de Calixto y Melibea con el poeta andaluz vendiendo sus poemas a los salmantinos y a todos los forasteros que pasean por allí, regalando versos muchas veces.
La tengo perfectamente localizada en mi cabeza, pero no recuerdo cuando lo aprendí.
Al llevar a mi sobrina por allí, siempre que pasamos le pregunta a su madre donde esta, porque aunque hace tres meses su madre ya se lo había dicho lo había olvidado. Supongo que fue así como a mi, mi madre me lo metió en la cabeza. Supongo que un día ya no le pregunté donde estaba, simplemente levanté la cabeza y la vi al primer golpe de vista.
Mi relación con Salamanca siempre ha sido de amor y odio, aquí defendiéndola y allí defendiendo Valladolid. Me encanta pasear por ella, eso es cierto, el encanto de algunas de sus calles es fascinante. Puede aparecer un caballero subido a su caballo con la lance en ristre y tú no inmutarte.
Mi navidad es la navidad de Salamanca, creo que solo una vez la pasé fuera de allí. El frío entre las tapas y las cañas, el roce de las miles de personas que pasean por la calle Toro. La plaza llena de gente, siempre. Los más mayores en las terrazas y los más jóvenes en el suelo.
El huerto de Calixto y Melibea con el poeta andaluz vendiendo sus poemas a los salmantinos y a todos los forasteros que pasean por allí, regalando versos muchas veces.