CALENDARIO AZTECA

miércoles, 6 de agosto de 2008

FALACRINAE-CITTAREALE (ITALIA)

El viaje de ida fue horrible, igual que los que hice allí y el de vuelta.
Todo comenzó el día anterior cuando yo tan contenta comprando las últimas cosas me resbalé y me caí en el portal de mi casa, esguince al canto. El primero de toda mi vida y muy desafortunado el jodido en menos de 24 horas de salir a Cittareale.
Entre dudas decidí irme, gracias a mis compañeros que me ayudaron con la maleta porque yo era incapaz de arrastrarla. A las nueve salió el bus hacia Madrid, y desde las doce hasta las cinco que empezamos a facturar tirados en la terminal 1 de Barajas….entre gente extraña como el “Píes Negros”, la chica-pijama y demás, o yo misma montada en un carro para las maletas empujada por Sandra para poder fumar sin que me doliera el pie.
Facturamos, tal y tal y a las siete y media salió el avión, la compañía nos amenizó con todo tipo de productos desde peluches hasta el maquillaje de Penélope Cruz. Llegamos al piccolo aeropuerto de Ciampino. Y corriendo nos montamos en un autobús que nos llevaría a la gigante estación de Termini. Allí con todo el calor del mundo hicimos la cola más larga del mundo para comprar los billetes de tren hasta Terni. El aire acondicionado no existe, sólo en las oficinas.
Cuando encontramos el tren y salió ninguno nos imaginábamos al sitio tan horrible que nos llevaría. Supuestamente en Terni tendríamos que bajar y montarnos enseguida en otro tren hacia Antrodoco. Pero claro cuando bajamos en aquella estación que era la del pueblo de Marco en los Apeninos (por cierto en Italia la serie se llamaba Dolce Remi) y vimos esas estupendas montañas no sabíamos que las tendríamos que ver por mucho rato.
El señor en cuestión que dice por megafonía cual es el binario (andén) por el que pasan los trenes no hablaba ni en italiano, sino en un idioma solo entendible más allá de Marte, fuimos incapaces de enterarnos de nada, y el tren se marchó. Y no había ninguno más en cuatro horas.

Yo con mi pie encima de la maleta, un calor inhumano y una “cafetería” sin aire acondicionado, fueron unas horas horribles, juramos no volver a pasar por Terni….Pero claro una hora antes de que saliera el siguiente tren, fuimos a la ventanilla para ver en qué vía salía, el hombre no lo sabía, nos dijo que lo diría cuando llegara el tren, con lo que nos quedamos en las mismas, le preguntamos a toda la gente que había en la estación y cada uno nos decía una cosa, en la 1, no en la 2…..yo creo que se estaban riendo de los campeones de Europa…..
Con las maletas de una vía a otra, la hora se acercaba y no teníamos ni idea de en cual ponernos. Apareció un tren y nos montamos sin mucha idea de adonde se dirigía pero teníamos que salir de ese infierno como fuera. Y menos mal que el tren se dirigía a Antrodoco, sin revisor, sin gente, el tren paró pero menos de dos segundos, como yo no podía con las maletas bajé la primera y menos mal, las puertas se me cerraron cuando estaba bajando y menos mal que nuestros salvadores Valentino y Antonio estaban allí para abrir la puerta y decirle al señor conductor que no siguiera andando. Ellos eran el capo y su pinche, que nos recibieron con una cerveza fresquita….y como se lo agradecimos.
Ya estaba solo faltaba una media hora en coche para llegar a nuestro destino.

En el viaje descubrí que el jefe había estado excavando en Tiermes en sus años mozos y eso une, estamos en todas partes, la secta termestina al poder. No sería el único dos personas más también conocían Tiermes. Qué más podía pedir.
Durante el siguiente mes íbamos a dormir en una Shcola Materna allá en los Apeninos, perdidos del mundo entre las montañas más altas que jamás he visto.

Nos instalamos y corriendo fuimos a Vezzano a cenar con toda la gente incluido Coarelli ese arqueólogo tan importante que era el director de la excavación.
Después fuimos al único bar del pueblecito La Roca, aquello se parecía demasiado a Tiermes jjeej. La gente muy maja, italianos y los sosos ingleses. Pero nosotros lo peor, en vez de aprender italiano hicimos que ellos aprendiera castellano. Así somos.
Los tres españoles con los que fui encantadores, a dos no les conocía y que jajas con ellos, con mi hijita txoko y con el pequeño Gontzi.

El trabajo ha sido duro, sobretodo por el calor que hacia. Nos levantábamos a las seis y pico de la mañana desayunábamos en La Roca y al coche hacia Falacrinae, era un pequeño vicus romano con un sinfín de fosas…
Parecíamos topos. A las 10 tocaba el panini, una mini pizza rossa en el bar de Silvana. Y luego vuelta al pico y la pala hasta la una. Comiamos en la escuela, cada día le tocaba a dos hacer la comida, al igual que limpiar baños y demás. A las tres vuelta a la excavación hasta las seis de la tarde. Una carrera para pillar agua caliente en las duchas atravesando el piccolo lago Paterno que se formaba en ellas.
Y ya estábamos limpitos y listos para una Peroni (cervezota) en el bar, la cena a las ocho y media y vuelta al bar, no había mucho que hacer.
Algunos días jugamos al duro, esa tradición termestinas supera fronteras. Las juergas no eran ni parecidas a Tiermes, pero es que Tiermes es único.

Los días fueron pasando y el segundo fin de semana nos decidimos a ir a Roma, no podíamos estar en Italia y dejar de verla aunque fuera poco tiempo.
Yo ahora me arrepiento, toda mi vida queriendo ver los foros y lo hicimos corriendo porque no nos llegaba el tiempo, con mucho calor y agotados, porque como digo viajar por el centro de Italia no es muy fácil sino tienes coche.
Nos levantamos el sábado a las cinco de la mañana, algo antes creo recordar. Y andamos unos seis kilómetros para poder coger un autobús que nos llevara a Rieti, esperas….y cogimos otro autobús que nos llevara a Roma, en Tiburtina el metro para llegar a Termini, dejamos la mochila en el hostal, después de una gran discursión porque nos querían cambiar de hostal.
Por fin salimos sobre el mediodía hacia el metro para ir al Palatino, colas, calor y por fin entramos, pero rápido sin una buena explicación, vimos también los magníficos foros y el Colisseo que aunque suene mal me decepciónó en sus dimensiones, siempre me lo imaginé mucho más grande, al igual que la columna de Trajano, debe ser el efecto de Egipto, allí todo era colosal.

Muertos de cansancio y de calor decimos comer algo, una pizza y pasta como no. En la escuela pasaba lo mismo, macarrones o spaguettis para comer y cenar, con melanzzana (berenjena) y sukina (calabazín) esa era nuestra dieta…..un horror. Creo que no comeré pasta en mucho tiempo.
Por la tarde ya, fuimos a la Piazza Spagna y a la Fontana di Trevi, mucha gente, y mucho español….no se oía otra cosa por la Roma antiqcua. Echamos la moneda por supuesto, también lo hicimos en una de las fuentes de Cittareale. Y a comerse un gelato.

Compramos la cena y a dormir, que no podíamos más. Al día siguiente queríamos ir al típico mercadillo de San Giovanni, pero resulta que los domingos cierran, no como los estancos que estaban abiertos, así que nos fuimos a una terracita a intentar pedir café con leche y hielo, algo incomprensible para los italianos.
Y entramos en un centro comercial, por mis compis que querían comprarse algo en Roma, yo me quede en la planta de abajo sobre un precioso sillón vibratorio al que cogí más cariño…..
Y vuelta al metro, vuelta a Tiburtina, y a esperar a que a las tres y media saliera un bus hacia Rieti, más esperas y otro hacia Cittareale, a las ocho o así llegamos al bar de Silvina y Txentxo nos fue a buscar para irnos a cenar a no sé donde…..pasta, pasta y arroz verde….la rehostia.

El resto de fines de semana no hicimos la locura de irnos tan lejos, fuimos al lago Paterno, o a Amatrice a comer la verdadera amatrizana….a que no sé os ocurre qué es……si pasta jejej.

Como siempre pasaba en una excavación mi cumpleaños, y como siempre la gente de mi alrededor hizo que fuera muy especial. Desde las canciones, hasta mis dos compis felicitándome supuestamente 24 veces, aunque lo superaron con creces… Y por la noche teníamos otro partido de futbol contra Casha, el cual por supuesto ganamos. Y en la cena, después de repente se apagaron las luces y entraron dos tartas para mi…..no me lo creía, y menos los regalos, mis compatriotas me hicieron un marcapáginas que yo había olvidado en España, una preciosa tarjeta y dos rosas echas de papel que ahora mismo tengo aquí en el jarrón donde tengo las rosas que Marinella me regaló en Tiermes el mismo día hace unos años.

Y la gente de la excavación me regaló la guía arquológica de Coarelli, no me lo podía creer recién salida del horno que estaba, y unos días después el mismo Coarelli me la firmó, gracias a Valentino por eso. De después no recuerdo mucho, era dia laborable así que no creo que bebiéramos mucho, en Tiermes eso no importaba pero, esto era Falacrinae. Un día genial sin duda.
En el pequeño pueblo de Cittareale descubrimos un gran secreto Chanquete no ha muerto, se ha vuelto yonkie y habita allí escondido entre los Apeninos.

Y casualidades de la vida es que la fortaleza que allí resiste separa los territorios de España de los del Vaticano, y allí estábamos nosotros conquistándolo de noche.
Muchas otras cosas más, pero esto resulta ya aburrido, simplemente una buena excavación con un jefe-latifundista realmente encantador, buena gente y deseando volver a verles.
Bonito fue el reencuentro con Marinella, la chica italiana que conocí en Tiermes y que fue quien me llevó a Italia, una pena que solo estuviéramos unos días juntas….

El viaje de vuelta horrible de nuevo, a las seis de la mañana arriba, despedida de todos, y en coche hasta Rieti, allí nos enteramos que se ha suspendido el tren, pero ponen un bus en sustitución, llegamos a Terni, otra vez……esta vez sólo una hora y pico de espera. Y a Termini, un tren a Fiumicino que tardó muchísimo, sin aire, todo lleno……y nada ya en el aeropuesto comimos algo, facturamos y hora y media de retraso del avión…..tardaron también en sacarnos del avión en Barajas, corriendo me fui al metro, gracias a Alberto por ir a buscarme, corriendo a pillar un bus para Pucela, pero sorpresa, como no, no había billetes en toda la noche, así que me tocó dormir en Madrid, gracias de nuevo a Alberto, por dejarme dormir en su casa, y ya eran casi las tres. A las seis de la mañana arriba, para coger un metro y esta vez si coger un autobús que me llevó a Valladolid, el último hasta mi casa y por fin mi cama….

4 comentarios:

encardeelche dijo...

Realmente toda una aventura...Nunca pensé que los italianos tuvieran tan mal el sistema de transportes no???

zyndie dijo...

Me ha encantado tu crónica del viaje. Qué mono de excavaciones me ha entrado al leerla, ay...

Y qué gracia me hizo tu mensaje de que las noticias llegaban hasta italia XDDDD

Joanna dijo...

La verdad Encar es que yo tampoco pensaba que echaría de menos el coche.....pero luego te ries de esas cosas cuando ya han pasado claro jeje, un saludo.

Joanna dijo...

Es que los termestinos estamos por todas partes jejej, fue gracioso Alvaro llamo a Vincenzzo y se lo contó y me hizo gracia la situación de enterarme cuando estaba perdida en los Apeninos....nunca estaremos solos Tiermes nos encuentra jeje, un besote guapa.